Partiendo de la premisa de que sólo puedo opinar desde el punto de vista del aficionado me gustaría mucho mantener contigo una conversación sobre música, una conversación como esas en las que nos enfrascamos tantas veces, sólo que esta vez quisiera que la dejáramos escrita porque siempre me cuentas cosas muy interesantes y es una pena que se diluyan en el aire esas reflexiones que compartimos. Así que si aceptas, Vicente, vamos a charlar de música, ese arte que tanto nos gusta; a ti como profesional y a mí como aficionada.
Teresa.- ¿Aceptas?
Vicente.- Claro, es un honor para mí.
T.- Empezaste tocando el trombón ¿Por qué un instrumento de metal precisamente? ¿Qué tiene de especial para ti? ¿Qué te llevó a elegirlo ente otros muchos? Cuéntame.
V.- Mi padre es aficionado a la música y desde niño tocó el trombón en la Banda de su pueblo (El Romeral, Toledo). Nos empezó a enseñar solfeo, también a mi hermana y a mí además me dio las primeras clases de trombón con 9 años. Enseguida debuté en la Banda de El Romeral y comencé estudiando en la Escuela de Música de Leganés.
T.- O sea, podríamos afirmar que de casta le viene al galgo… Tu padre te inculcó la afición, se preocupó de que aprendieras lo fundamental y te matriculó en la Escuela de Música para que continuaras aprendiendo. Hay que agradecérselo mucho porque gracias a eso hoy en día tenemos un músico más en el panorama cultural, desde mi humilde punto de vista un músico con unas cualidades excepcionales.
Ya ves lo que son las cosas, mi padre era también un gran aficionado. En casa siempre se escuchó mucha música. Nos insistió en que estudiáramos -quería que yo hubiera estudiado piano- y por esas cosas de la vida y de la terquedad juvenil no quise hacerlo. ¿Te imaginas lo que me arrepiento hoy en día?
Pero bueno, hablemos de ti. Ahora, si te parece, podrías comentarnos tu progresión en el mundo de la música. Desde tu infancia en la Banda de El Romeral hasta hoy.
V.- Pues como te he dicho debuté en la Banda de El Romeral (Toledo) a los 9 ó 10 años. En esa época (sobre 1979), la Banda estaba compuesta por músicos cuyas edades oscilaban entre la de mi padre y la de mi abuelo, que también formaba parte de la agrupación. Todavía recuerdo ser objeto de atención entre los vecinos del pueblo al descubrir entre tantos adultos a un niño de corta estatura.
Digamos que a lo largo de los años fui completando ciclos o etapas y alcanzando nuevos objetivos con mucho esfuerzo. A los 21 años ya era funcionario al aprobar las oposiciones como sargento músico; a partir de entonces compaginé estudios y trabajo.
Siempre admiré a los que estaban un escalón inmediatamente por encima de mí en conocimientos porque pensaba que me sería muy difícil llegar a ese nuevo escalón e incluso imposible. Recuerdo que cuando estaba terminando solfeo admiraba a mis compañeros de la Banda que hacían armonía; cuando estudiaba armonía a los que estudiaban composición; cuando estudiaba composición a los de dirección… También admiraba a algunos compañeros que consiguieron aprobar las oposiciones de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid o de los conservatorios.
En 1997 me hice cargo de la Banda de Cedillo Del Condado en Toledo, donde estuve 10 años. Creo que fue a los 32 años cuando terminé los estudios de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Valencia. A partir de ahí fui profesor de Orquesta en los conservatorios de la Comunidad de Madrid y en 2007 tomé posesión como Director de la Banda Municipal de Santander tras haber superado unas oposiciones muy duras.
A grandes rasgos esa es mi trayectoria hasta llegar a Santander.
T.- Has dado en el clavo con el término: “admiraba”, no “envidiaba” ni nada similar. Te conozco y sé que en ti ese es precisamente el quid de la cuestión.
Gusto por la música, tesón y mucho estudio y esfuerzo personal durante años… Porque, como ya nos has dicho anteriormente, la carrera de música es muy larga.
Que eres un hombre que trabaja concienzudamente es algo que no se me escapa. En los tres años largos que llevas en Santander al frente de la Banda Municipal de Música he podido comprobarlo, lo mismo que muchos aficionados, constatando concierto a concierto cómo está trabajando y los repertorios que afronta, cada vez más complicados, a pesar de las muchas carencias que tiene esta Institución nuestra, que cuenta ya con casi 130 años de historia.
¿Cómo calificarías el momento actual? ¿Qué crees que le haría falta a nuestra Banda para continuar evolucionando al ritmo que viene haciéndolo?
V.- La primera necesidad que tenemos es conseguir que la plantilla esté completa siempre. Estamos teniendo muchos problemas en este sentido debido a la crisis y la falta de un solo profesor en una plantilla tan corta merma mucho el trabajo del grupo.
La Banda viene de un periodo de más de 30 años en el que las cosas no se han hecho bien y se arrastran problemas propiciados en parte por la carencia de una normativa propia, diferente, como servicio especial que somos.
La buena noticia es que pronto contaremos con unas nuevas instalaciones donde podremos trabajar de forma eficiente.
T.- Un lugar adecuado para trabajar es un logro importante y es algo de lo que nuestros políticos han sabido darse cuenta. Así que, como bien dices, es una buena noticia y una garantía de que las cosas poco a poco van cambiando.
Por otro lado, en mi opinión, debería incentivarse al máximo la persistencia en el tiempo de la Institución. Está claro que debe haber una oferta plural, para todos los gustos, pero considero fundamental que se mime lo que ya tenemos y está funcionando tan bien a pesar de las dificultades. Una Banda que durante casi 130 años ha animado la vida de la Ciudad y un puntal importante en su acervo cultural. Confiemos en que esas carencias de profesores vayan siendo menos poco a poco e, incluso, en que nuestra querida Banda pueda ver aumentado el número de ellos de una manera significativa. Eso, sin duda, se traduciría en grandes éxitos (más de los que ya obtiene) principalmente porque si ahora se afrontan repertorios de altura en ese caso -con mayor número de profesores- la Banda podría ofrecer unos conciertos impresionantes. Ya lo hace, desde luego, pero tú sabes que los aficionados siempre queremos más…
Confiemos también en ver pronto el final de esta crisis y en que nuestros dirigentes sepan encauzar adecuadamente vuestro trabajo, poniendo lo necesario de su parte para que esto sea así.
Podríamos hablar mucho más de este tema, pero no debemos cansar a nuestros lectores y sí darles una visión lo más amplia posible. Así que cambiemos de tercio.
Háblame un poco de tu faceta de compositor. Cuéntame si tienes en tu haber alguna obra más que la que ya conocemos por haber sido estrenada (la marcha procesional “Eterna Lealtad”) y alguna impresión personal sobre la composición.
V.- Bueno, pues realmente tengo muy poquitas composiciones. La mayoría son del periodo en el que cursé Composición, trabajos para las diferentes asignaturas. Los Directores profesionales no solemos dedicarnos a la Composición, mas bien, como parte fundamental de nuestro trabajo nos dedicamos a analizar las obras de los demás. Esto lleva mucho tiempo…
Después de analizar miles de obras te puedo revelar que hay momentos en los que inevitablemente, al examinar una partitura, piensas “a esta parte le falta percusión” “esta parte está mal instrumentada” o “aquí yo hubiera escrito un ritardando”. Esta es otra manera de componer...
También pasa, por el contrario, que algunas composiciones te impactan por el nivel de perfección alcanzado en todos sus elementos. Cuando tantas variables con tantas posibilidades dan como resultado la perfección, uno se siente estremecido e incluso puedes llegar a tener la sensación de que el creador de algunas obras de arte no es un ser humano… Pasa a menudo con Bach, Mozart o Beethoven.
En la sociedad de hoy a cualquier cosa se le llama música. No es justo que la misma palabra defina a las obras de arte y a la vez los “ruidos” de los grupos de hoy en día. Los telediarios cierran con ruidos insustanciales a menudo, con cantantes cuyo timbre de voz es más que ordinario, con composiciones vacías y equivocadas armónicamente, etc. etc. Penoso.
T.- Vicente, hay cantidad de cosas de las que podríamos seguir charlando. Pero esta conversación no puede ser eterna y creo que debemos afrontar sin más dilación el género de la marcha procesional. Y lo creo porque, entre otras cosas y tirando del hilo de lo anterior, es un género que a ambos nos gusta y del que hay mucho que decir. Me gustaría que me hablaras de él en general y que después particularices sobre tus autores preferidos, las fuentes de las que has bebido y de cuál es -desde tu punto de vista- el espíritu que debe animar una composición de este tipo. También que me comentes alguna o algunas marchas que te hayan impactado especialmente y por qué. O de alguna que, sin necesidad de impactar, te diga mucho.
Además me gustaría saber si piensas que en este tipo de obras la técnica debe estar siempre por encima de la emoción o es al revés. O tal vez ambas en la misma medida o la emoción es más importante que la técnica. Por supuesto, todo dentro de un orden. Seguro que tú ya me has entendido.
V.- Ya sabes mi debilidad por las marchas procesionales. ¿En qué se queda una procesión sin una buena Banda de música acompañando e interpretando esas joyas que escribieron y siguen escribiendo los grandes nombres que tanto han ensalzado el género?
Mis preferencias son muy diversas dentro siempre de la música más sobria. Ricardo Dorado, con su “Mater Mea” o “Cordero de Dios” demuestra, a mi juicio, conocer la Banda de Música como nadie. Sus instrumentaciones suenan excelentemente con Bandas de 20, 50 ó 100 componentes. Uno de sus secretos es que escribe “fácil” para los instrumentistas, de tal forma que una marcha suya suena bien en cualquier rincón de España, aunque sea interpretada por una banda amateur con pocos recursos.
Este es un debate abierto y muy frecuente entre compositores. ¿Escribo para la mejor agrupación que me pueda imaginar o para que suene bien por la calle interpretada por cualquier Banda de Música sea cual sea su nivel? Yo pensé en lo primero cuando compuse “Eterna Lealtad” pero en mi próxima marcha tendré mucho en cuenta la segunda idea.
Tal vez Mater Mea sea la marcha que más me ha conmovido, por su armonía, por la maestría exhibida en la conducción de la línea de tensión, por su robusta pero a la vez exquisita instrumentación, por el lirismo de su melodía y contrapunto, por sus brillantes e impactantes llamadas de trompetas y trombones…Para mí tan buena como la mejor, insuperable en el género.
Cómo no, te tendré que hablar de “Nuestro Padre Jesús” de Emilio Cebrián. Mi abuelo coincidió durante la guerra con él y se sabía las letras de sus pasodobles y marchas, se las cantaba a todo el mundo. Tal vez con Ricardo Dorado es el compositor más conocido entre los músicos de Banda de toda España. “Nuestro Padre Jesús” se puede considerar la marcha modelo y seguramente la más interpretada a lo largo y ancho de la geografía española.
Últimamente, como sabes, he tenido la oportunidad de conocer personalmente a Francisco Pastor. Polifacético en las artes y muy culto, me parece un compositor con gran conocimiento de la técnica y de mucho talento, dando como resultado de su tenaz y arduo trabajo unas obras de gusto “exquisito y original”, propiedades estas que a estas alturas de la historia de la música procesional se hacen muy difícil de encontrar. Las melodías de sus composiciones aparecen en cualquier momento y lugar por mi cabeza sin ser requeridas. De los compositores actuales que conozco, para mí es el más grande.
Me hablas del espíritu que debe animar una composición de este tipo. Creo que como requisito imprescindible se necesita mucha sensibilidad y por medio del conocimiento saber plasmarla en la partitura para que pueda ser sentida por cualquier oyente o espectador. Las dos cosas, emoción y técnica me parecen igual de importantes.
T.- La música procesional ¿debe estar al servicio del “espectáculo” por el “espectáculo” o por el contrario debe ser un acompañamiento sutil para la Historia que nuestras procesiones están intentando narrar a quienes las presencian?
V.- Esta pregunta creo que estás tú más capacitada para responderla, me interesa tu opinión…
Bien, pero antes déjame decirte que no puedo estar más de acuerdo con tu contestación anterior que, además, da una idea clarísima de cómo eres no sólo en tu faceta de músico sino –lo que para mí es más importante- como persona.
Respecto a tu pregunta (¿no eras tú el entrevistado?) comenzaré diciendo que coincido contigo cuando dices que tus preferencias están siempre dentro de la música más sobria. Me explico; últimamente podemos contemplar estupefactos cómo proliferan cierto tipo de composiciones hechas a la medida de costaleros o portadores de pasos, pensadas para su lucimiento, para su alivio o para arrancar el aplauso fácil. Desde mi punto de vista la sobriedad no está reñida con el arte (todo lo contrario, la dificultad está en saber conjugar ambas cosas), con el trabajo bien hecho... Hay una cosa que tengo clara: el centro de cualquier cortejo procesional es la imagen o el misterio que procesiona y todo lo que gira a su alrededor debe estar concebido para imprimirle la mayor dignidad. Partiendo de esta premisa -y de la sobriedad que a ambos nos agrada- sólo me resta explicar que al calificar de “sutil” al acompañamiento musical me refiero sólo a eso, a que el eje central es la imagen o el misterio. Por supuesto que todo lo que rodea a la puesta en escena -catequesis plástica- debe ser, hasta el último detalle, de la mayor calidad. Y la música, desde mi punto de vista, es parte fundamental. Como bien dices debe aportar emoción sin perder ni un ápice en calidad. Por eso me rebelo contra ese tipo de composiciones que -como suelo decir- más se prestarían a ser bailadas o, incluso, a ponerles letra para cantarlas alegremente. Desgraciadamente, como te decía, están proliferando de una manera alarmante. Digo más, aún sabiendo que es una afirmación dura, es muy fácil pasar de la solemnidad que debe presidir siempre nuestras manifestaciones pasionistas a la irrisión que pueden causar cierto tipo de espectáculos cuando no están concebidos teniendo en cuenta la parte fundamental. Y esto, Vicente, es muy serio...
Bueno, creo que tu pregunta ha quedado contestada, no sé si te habrá convencido.
Y mientras lo hacía venían a mi mente una serie de marchas tanto de una categoría como de la otra. Entre ellas, como muy mía, “Eterna Lealtad”. Háblame de ella, por favor.
V.- Buena respuesta, no hubiera podido superarla pensando lo mismo…
Eterna Lealtad fue compuesta casi en su totalidad durante el periodo de estudios de Composición; entre miles de ideas desechadas a la hora, día o semanas siguientes de su concepción, quedaron escritas algunas pocas como inicios prometedores que dieron lugar después de su lento desarrollo a lo que fue la obra definitivamente.
Cuando se me viene una idea musical a la cabeza, la escribo y la dejo “envejecer”; tiempo después “la cato” y si me parece música intrascendente –casi siempre-, la destruyo.
Eterna Lealtad es original, nadie podrá decir que se parece prácticamente en nada a ninguna otra obra y eso es premisa indispensable para mí a la hora de escribir. Se hace muy complicado componer algo que esté dentro del género y que sea original a estas alturas, como comprenderás. Además es una obra muy diversa con ideas muy contrastantes pero que encierra un secreto hilo conductor que hace que temas tan aparentemente diferentes se fundan en un todo.
La obra, después de años sigue emocionándome y creo que con el tiempo se difundirá, porque en el mundo del arte lo que tiene valor perdura.
El título deja al oyente volar su imaginación. Está dedicada a todas aquellas personas que demuestran y demostraron ser leales a otras sin fisuras y sin preguntarse qué sacarían a cambio y cómo no a todos los que siguieron y siguen a Jesús.
T.- Bueno, como pienso enriquecer el texto de esta entrevista con el audio de “Eterna Lealtad”, si te parece añadiremos a ese archivo tu análisis de la obra pues creo ayudará a comprenderla mucho mejor.
Y aquí las dejo para disfrute de quienes nos lean:
La marcha: http://www.megaupload.com/?d=CE4X4R4X
Tu análisis de la misma: http://www.megaupload.com/?d=OM7Z9LGG
La marcha: http://www.megaupload.com/?d=CE4X4R4X
Tu análisis de la misma: http://www.megaupload.com/?d=OM7Z9LGG
Como el buen vino, Vicente. Se deja envejecer y después se cata... Me ha encantado el símil ¡qué bueno!
Y yo ¿qué podría decirte de tu obra? Para no cansar a nuestros lectores sólo comentaré la gran emoción que sentí aquel día (mucho antes de su estreno) en que compartiste conmigo un trocito de grabación con unos pocos instrumentos. Ese día, no me preguntes por qué, supe que se trataba de una buena marcha. El día que se estrenó en la Catedral de Santander (14 de Marzo de 2008) sentí una emoción como pocas veces he sentido y -como tiempo después le comentaba a un compañero del foro “Patrimonio Musical” que la escuchó en Jerez por la Banda de Acuertelamiento Aéreo de Tablada, dirigida por tu amiga la Capitán Folch- se me quedó para siempre pegada a las entrañas. Y es así por dos cosas; una, porque es una grandísima marcha y dos, porque para mí es un espejo en el que te veo reflejado, o sea, que tiene mucho de ti, que te transparentas en ella, como te he comentado alguna vez. Y aún añadiría un tercer motivo -no menos importante- la música que has escrito me ayuda mucho a interiorizar, a mirar hacia los adentros...
Estoy convencida de que, como dices, se difundirá. Ciertamente ya se ha hecho, ya ha sido interpretada en Jerez y también en Sevilla y ha de hacerse muchas veces más porque -a mi modesto entender- es una obra para ser conocida y disfrutada por muchos.
A ver para cuándo la próxima...
Y ahora cambiemos de tercio. No quiero dejar de decirte lo mucho que agradezco tu trabajo y tu afán porque en Santander, en nuestra querida Semana Santa, la música procesional vaya poco a poco ocupando el lugar que le corresponde. La verdad es que cuando llegaste a dirigir nuestra Banda Municipal su repertorio de marchas procesionales era escasísimo y poco a poco has ido incorporando obras que aquí nunca se habían escuchado y que contribuyen en grandísima medida a lo que te decía anteriormente, a dotar a nuestras procesiones de la solemnidad que merecen.
Por otro lado tengo que agradecerte que desde el principio me animaras a seguir con el Concurso Nacional de Marchas Procesionales y no sólo eso sino la generosidad con la que te has involucrado en el asunto y lo mucho que has trabajado en ello. Y ¿por qué no decirlo? Sé que seguirás haciendolo, a pesar de que soy consciente de que a veces me matarías por la lata que te doy. Pero bueno, a los amigos a veces los “explotamos” un poquito y como tú te dejas, pues adelante con los faroles ¡y nunca mejor dicho!
Yo creo que va llegando el momento de cerrar esta conversación, así que voy a hacerte una última pregunta.
El 17 de Abril de 2010 la Junta General de Cofradías Penitenciales de Santander quiso reconocerte todo lo que te decía anteriormente nombrándote Cofrade Honorario. Dime lo que significa para ti este reconocimiento y que sentiste ese día.
V.- Pues imagínate… que un colectivo de más de mil personas tenga un detalle de reconocimiento así hacia mí, me causó y me causa gran emoción y más conociendo y admirando particularmente a personas como vosotros, los representantes en la Junta de Cofradías, con los que como sabes, en mi relación fluye una excelente sintonía ya sea en el trabajo o tomando vinos...
Recibir este nombramiento en “tierra lejana” y apenas a los tres años de mi llegada, es algo hermosísimo. Creo que será el reconocimiento más importante que recibiré a lo largo de mi vida profesional, os estoy muy agradecido, me habéis ganado para siempre y confío en que seguiremos trabajando juntos para que Santander tenga una Semana Santa cada año mejor.
Ha sido un placer compartir “unos minutos contigo”. Eres una presi ejemplar por tu generosidad, inteligencia, capacidad de trabajo, por saber siempre estar, escuchar, percibir y por muchísimas otras cualidades que tienes. Junto a “tu equipo” en la Junta, conformáis un grupo curiosamente heterogéneo y muy eficaz.
T.- Muchas gracias, Vicente. Ha sido maravilloso realizar este trabajo en el que compartimos con mucha gente nuestras conversaciones privadas, mientras comemos, tomamos una buena copa de vino o paseamos por mi preciosa Santander natal que tanto te gusta y tan bien te ha acogido. Lo que más agradezco es tu amistad, aunque me de un poquito de vergüenza todo lo que dices de mí en el párrafo anterior. Y claro, por supuesto que seguiremos trabajando juntos, más y mejor si Dios quiere. Formamos un buen equipo...
T. S. B. (2010/2011) Publicado en diversos foros cofrades