jueves, 2 de junio de 2011

Diálogo sobre música con Vicente Fernández García

Cofrade Honorario de la Semana Santa de Santander


Partiendo de la premisa de que sólo puedo opinar desde el punto de vista del aficionado me gustaría mucho mantener contigo una conversación sobre música, una conversación como esas en las que nos enfrascamos tantas veces, sólo que esta vez quisiera que la dejáramos escrita porque siempre me cuentas cosas muy interesantes y es una pena que se diluyan en el aire esas reflexiones que compartimos. Así que si aceptas, Vicente, vamos a charlar de música, ese arte que tanto nos gusta; a ti como profesional y a mí como aficionada.

Teresa.- ¿Aceptas?

Vicente.- Claro, es un honor para mí.

T.- Empezaste tocando el trombón ¿Por qué un instrumento de metal precisamente? ¿Qué tiene de especial para ti? ¿Qué te llevó a elegirlo ente otros muchos? Cuéntame.

V.- Mi padre es aficionado a la música y desde niño tocó el trombón en la Banda de su pueblo (El Romeral, Toledo). Nos empezó a enseñar solfeo, también a mi hermana y a mí además me dio las primeras clases de trombón con 9 años. Enseguida debuté en la Banda de El Romeral y comencé estudiando en la Escuela de Música de Leganés.

T.- O sea, podríamos afirmar que de casta le viene al galgo… Tu padre te inculcó la afición, se preocupó de que aprendieras lo fundamental y te matriculó en la Escuela de Música para que continuaras aprendiendo. Hay que agradecérselo mucho porque gracias a eso hoy en día tenemos un músico más en el panorama cultural, desde mi humilde punto de vista un músico con unas cualidades excepcionales. 
Ya ves lo que son las cosas, mi padre era también un gran aficionado. En casa siempre se escuchó mucha música. Nos insistió en que estudiáramos -quería que yo hubiera estudiado piano- y por esas cosas de la vida y de la terquedad juvenil no quise hacerlo. ¿Te imaginas lo que me arrepiento hoy en día?
Pero bueno, hablemos de ti. Ahora, si te parece, podrías comentarnos tu progresión en el mundo de la música. Desde tu infancia en la Banda de El Romeral hasta hoy.

V.- Pues como te he dicho debuté en la Banda de El Romeral (Toledo) a los 9 ó 10 años. En esa época (sobre 1979), la Banda estaba compuesta por músicos cuyas edades oscilaban entre la de mi padre y la de mi abuelo, que también formaba parte de la agrupación. Todavía recuerdo ser objeto de atención entre los vecinos del pueblo al descubrir entre tantos adultos a un niño de corta estatura.


Digamos que a lo largo de los años fui completando ciclos o etapas y alcanzando nuevos objetivos con mucho esfuerzo. A los 21 años ya era funcionario al aprobar las oposiciones como sargento músico; a partir de entonces compaginé estudios y trabajo. 
 
Siempre admiré a los que estaban un escalón inmediatamente por encima de mí en conocimientos porque pensaba que me sería muy difícil llegar a ese nuevo escalón e incluso imposible. Recuerdo que cuando estaba terminando solfeo admiraba a mis compañeros de la Banda que hacían armonía; cuando estudiaba armonía a los que estudiaban composición; cuando estudiaba composición a los de dirección… También admiraba a algunos compañeros que consiguieron aprobar las oposiciones de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid o de los conservatorios.

En 1997 me hice cargo de la Banda de Cedillo Del Condado en Toledo, donde estuve 10 años. Creo que fue a los 32 años cuando terminé los estudios de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Valencia. A partir de ahí fui profesor de Orquesta en los conservatorios de la Comunidad de Madrid y en 2007 tomé posesión como Director de la Banda Municipal de Santander tras haber superado unas oposiciones muy duras.

A grandes rasgos esa es mi trayectoria hasta llegar a Santander.

T.- Has dado en el clavo con el término: “admiraba”, no “envidiaba” ni nada similar. Te conozco y sé que en ti ese es precisamente el quid de la cuestión.
Gusto por la música, tesón y mucho estudio y esfuerzo personal durante años… Porque, como ya nos has dicho anteriormente, la carrera de música es muy larga.

Que eres un hombre que trabaja concienzudamente es algo que no se me escapa. En los tres años largos que llevas en Santander al frente de la Banda Municipal de Música he podido comprobarlo, lo mismo que muchos aficionados, constatando concierto a concierto cómo está trabajando y los repertorios que afronta, cada vez más complicados, a pesar de las muchas carencias que tiene esta Institución nuestra, que cuenta ya con casi 130 años de historia.

¿Cómo calificarías el momento actual? ¿Qué crees que le haría falta a nuestra Banda para continuar evolucionando al ritmo que viene haciéndolo?

V.- La primera necesidad que tenemos es conseguir que la plantilla esté completa siempre. Estamos teniendo muchos problemas en este sentido debido a la crisis y la falta de un solo profesor en una plantilla tan corta merma mucho el trabajo del grupo. 

La Banda viene de un periodo de más de 30 años en el que las cosas no se han hecho bien y se arrastran problemas propiciados en parte por la carencia de una normativa propia, diferente, como servicio especial que somos.

La buena noticia es que pronto contaremos con unas nuevas instalaciones donde podremos trabajar de forma eficiente.

T.- Un lugar adecuado para trabajar es un logro importante y es algo de lo que nuestros políticos han sabido darse cuenta. Así que, como bien dices, es una buena noticia y una garantía de que las cosas poco a poco van cambiando.

Por otro lado, en mi opinión, debería incentivarse al máximo la persistencia en el tiempo de la Institución. Está claro que debe haber una oferta plural, para todos los gustos, pero considero fundamental que se mime lo que ya tenemos y está funcionando tan bien a pesar de las dificultades. Una Banda que durante casi 130 años ha animado la vida de la Ciudad y un puntal importante en su acervo cultural. Confiemos en que esas carencias de profesores vayan siendo menos poco a poco e, incluso, en que nuestra querida Banda pueda ver aumentado el número de ellos de una manera significativa. Eso, sin duda, se traduciría en grandes éxitos (más de los que ya obtiene) principalmente porque si ahora se afrontan repertorios de altura en ese caso -con mayor número de profesores- la Banda podría ofrecer unos conciertos impresionantes. Ya lo hace, desde luego, pero tú sabes que los aficionados siempre queremos más…

Confiemos también en ver pronto el final de esta crisis y en que nuestros dirigentes sepan encauzar adecuadamente vuestro trabajo, poniendo lo necesario de su parte para que esto sea así.
Podríamos hablar mucho más de este tema, pero no debemos cansar a nuestros lectores y sí darles una visión lo más amplia posible. Así que cambiemos de tercio.

Háblame un poco de tu faceta de compositor. Cuéntame si tienes en tu haber alguna obra más que la que ya conocemos por haber sido estrenada (la marcha procesional “Eterna Lealtad”) y alguna impresión personal sobre la composición.

V.- Bueno, pues realmente tengo muy poquitas composiciones. La mayoría son del periodo en el que cursé Composición, trabajos para las diferentes asignaturas. Los Directores profesionales no solemos dedicarnos a la Composición, mas bien, como parte fundamental de nuestro trabajo nos dedicamos a analizar las obras de los demás. Esto lleva mucho tiempo…

Después de analizar miles de obras te puedo revelar que hay momentos en los que inevitablemente, al examinar una partitura, piensas “a esta parte le falta percusión” “esta parte está mal instrumentada” o “aquí yo hubiera escrito un ritardando”. Esta es otra manera de componer...

También pasa, por el contrario, que algunas composiciones te impactan por el nivel de perfección alcanzado en todos sus elementos. Cuando tantas variables con tantas posibilidades dan como resultado la perfección, uno se siente estremecido e incluso puedes llegar a tener la sensación de que el creador de algunas obras de arte no es un ser humano… Pasa a menudo con Bach, Mozart o Beethoven.

En la sociedad de hoy a cualquier cosa se le llama música. No es justo que la misma palabra defina a las obras de arte y a la vez los “ruidos” de los grupos de hoy en día. Los telediarios cierran con ruidos insustanciales a menudo, con cantantes cuyo timbre de voz es más que ordinario, con composiciones vacías y equivocadas armónicamente, etc. etc. Penoso.

T.- Vicente, hay cantidad de cosas de las que podríamos seguir charlando. Pero esta conversación no puede ser eterna y creo que debemos afrontar sin más dilación el género de la marcha procesional. Y lo creo porque, entre otras cosas y tirando del hilo de lo anterior, es un género que a ambos nos gusta y del que hay mucho que decir. Me gustaría que me hablaras de él en general y que después particularices sobre tus autores preferidos, las fuentes de las que has bebido y de cuál es -desde tu punto de vista- el espíritu que debe animar una composición de este tipo. También que me comentes alguna o algunas marchas que te hayan impactado especialmente y por qué. O de alguna que, sin necesidad de impactar, te diga mucho.

Además me gustaría saber si piensas que en este tipo de obras la técnica debe estar siempre por encima de la emoción o es al revés. O tal vez ambas en la misma medida o la emoción es más importante que la técnica. Por supuesto, todo dentro de un orden. Seguro que tú ya me has entendido. 

V.- Ya sabes mi debilidad por las marchas procesionales. ¿En qué se queda una procesión sin una buena Banda de música acompañando e interpretando esas joyas que escribieron y siguen escribiendo los grandes nombres que tanto han ensalzado el género?

Mis preferencias son muy diversas dentro siempre de la música más sobria. Ricardo Dorado, con su “Mater Mea” o “Cordero de Dios” demuestra, a mi juicio, conocer la Banda de Música como nadie. Sus instrumentaciones suenan excelentemente con Bandas de 20, 50 ó 100 componentes. Uno de sus secretos es que escribe “fácil” para los instrumentistas, de tal forma que una marcha suya suena bien en cualquier rincón de España, aunque sea interpretada por una banda amateur con pocos recursos.

Este es un debate abierto y muy frecuente entre compositores. ¿Escribo para la mejor agrupación que me pueda imaginar o para que suene bien por la calle interpretada por cualquier Banda de Música sea cual sea su nivel? Yo pensé en lo primero cuando compuse “Eterna Lealtad” pero en mi próxima marcha tendré mucho en cuenta la segunda idea.

Tal vez Mater Mea sea la marcha que más me ha conmovido, por su armonía, por la maestría exhibida en la conducción de la línea de tensión, por su robusta pero a la vez exquisita instrumentación, por el lirismo de su melodía y contrapunto, por sus brillantes e impactantes llamadas de trompetas y trombones…Para mí tan buena como la mejor, insuperable en el género.
Cómo no, te tendré que hablar de “Nuestro Padre Jesús” de Emilio Cebrián. Mi abuelo coincidió durante la guerra con él y se sabía las letras de sus pasodobles y marchas, se las cantaba a todo el mundo. Tal vez con Ricardo Dorado es el compositor más conocido entre los músicos de Banda de toda España. “Nuestro Padre Jesús” se puede considerar la marcha modelo y seguramente la más interpretada a lo largo y ancho de la geografía española.

Últimamente, como sabes, he tenido la oportunidad de conocer personalmente a Francisco Pastor. Polifacético en las artes y muy culto, me parece un compositor con gran conocimiento de la técnica y de mucho talento, dando como resultado de su tenaz y arduo trabajo unas obras de gusto “exquisito y original”, propiedades estas que a estas alturas de la historia de la música procesional se hacen muy difícil de encontrar. Las melodías de sus composiciones aparecen en cualquier momento y lugar por mi cabeza sin ser requeridas. De los compositores actuales que conozco, para mí es el más grande.

Me hablas del espíritu que debe animar una composición de este tipo. Creo que como requisito imprescindible se necesita mucha sensibilidad y por medio del conocimiento saber plasmarla en la partitura para que pueda ser sentida por cualquier oyente o espectador. Las dos cosas, emoción y técnica me parecen igual de importantes.

T.- La música procesional ¿debe estar al servicio del “espectáculo” por el “espectáculo” o por el contrario debe ser un acompañamiento sutil para la Historia que nuestras procesiones están intentando narrar a quienes las presencian?

V.- Esta pregunta creo que estás tú más capacitada para responderla, me interesa tu opinión…

Bien, pero antes déjame decirte que no puedo estar más de acuerdo con tu contestación anterior que, además, da una idea clarísima de cómo eres no sólo en tu faceta de músico sino –lo que para mí es más importante- como persona.

Respecto a tu pregunta (¿no eras tú el entrevistado?) comenzaré diciendo que coincido contigo cuando dices que tus preferencias están siempre dentro de la música más sobria. Me explico; últimamente podemos contemplar estupefactos cómo proliferan cierto tipo de composiciones hechas a la medida de costaleros o portadores de pasos, pensadas para su lucimiento, para su alivio o para arrancar el aplauso fácil. Desde mi punto de vista la sobriedad no está reñida con el arte (todo lo contrario, la dificultad está en saber conjugar ambas cosas), con el trabajo bien hecho... Hay una cosa que tengo clara: el centro de cualquier cortejo procesional es la imagen o el misterio que procesiona y todo lo que gira a su alrededor debe estar concebido para imprimirle la mayor dignidad. Partiendo de esta premisa -y de la sobriedad que a ambos nos agrada- sólo me resta explicar que al calificar de “sutil” al acompañamiento musical me refiero sólo a eso, a que el eje central es la imagen o el misterio. Por supuesto que todo lo que rodea a la puesta en escena -catequesis plástica- debe ser, hasta el último detalle, de la mayor calidad. Y la música, desde mi punto de vista, es parte fundamental. Como bien dices debe aportar emoción sin perder ni un ápice en calidad. Por eso me rebelo contra ese tipo de composiciones que -como suelo decir- más se prestarían a ser bailadas o, incluso, a ponerles letra para cantarlas alegremente. Desgraciadamente, como te decía, están proliferando de una manera alarmante. Digo más, aún sabiendo que es una afirmación dura, es muy fácil pasar de la solemnidad que debe presidir siempre nuestras manifestaciones pasionistas a la irrisión que pueden causar cierto tipo de espectáculos cuando no están concebidos teniendo en cuenta la parte fundamental. Y esto, Vicente, es muy serio...

Bueno, creo que tu pregunta ha quedado contestada, no sé si te habrá convencido. 

Y mientras lo hacía venían a mi mente una serie de marchas tanto de una categoría como de la otra. Entre ellas, como muy mía, “Eterna Lealtad”. Háblame de ella, por favor.

V.- Buena respuesta, no hubiera podido superarla pensando lo mismo…

Eterna Lealtad fue compuesta casi en su totalidad durante el periodo de estudios de Composición; entre miles de ideas desechadas a la hora, día o semanas siguientes de su concepción, quedaron escritas algunas pocas como inicios prometedores que dieron lugar después de su lento desarrollo a lo que fue la obra definitivamente.

Cuando se me viene una idea musical a la cabeza, la escribo y la dejo “envejecer”; tiempo después “la cato” y si me parece música intrascendente –casi siempre-, la destruyo.

Eterna Lealtad es original, nadie podrá decir que se parece prácticamente en nada a ninguna otra obra y eso es premisa indispensable para mí a la hora de escribir. Se hace muy complicado componer algo que esté dentro del género y que sea original a estas alturas, como comprenderás. Además es una obra muy diversa con ideas muy contrastantes pero que encierra un secreto hilo conductor que hace que temas tan aparentemente diferentes se fundan en un todo.

La obra, después de años sigue emocionándome y creo que con el tiempo se difundirá, porque en el mundo del arte lo que tiene valor perdura.

El título deja al oyente volar su imaginación. Está dedicada a todas aquellas personas que demuestran y demostraron ser leales a otras sin fisuras y sin preguntarse qué sacarían a cambio y cómo no a todos los que siguieron y siguen a Jesús.

T.- Bueno, como pienso enriquecer el texto de esta entrevista con el audio de “Eterna Lealtad”, si te parece añadiremos a ese archivo tu análisis de la obra pues creo ayudará a comprenderla mucho mejor.
Y aquí las dejo para disfrute de quienes nos lean:

          La marcha: http://www.megaupload.com/?d=CE4X4R4X 

          Tu análisis de la misma: http://www.megaupload.com/?d=OM7Z9LGG

Como el buen vino, Vicente. Se deja envejecer y después se cata... Me ha encantado el símil ¡qué bueno!

Y yo ¿qué podría decirte de tu obra? Para no cansar a nuestros lectores sólo comentaré la gran emoción que sentí aquel día (mucho antes de su estreno) en que compartiste conmigo un trocito de grabación con unos pocos instrumentos. Ese día, no me preguntes por qué, supe que se trataba de una buena marcha. El día que se estrenó en la Catedral de Santander (14 de Marzo de 2008) sentí una emoción como pocas veces he sentido y -como tiempo después le comentaba a un compañero del foro “Patrimonio Musical” que la escuchó en Jerez por la Banda de Acuertelamiento Aéreo de Tablada, dirigida por tu amiga la Capitán Folch- se me quedó para siempre pegada a las entrañas. Y es así por dos cosas; una, porque es una grandísima marcha y dos, porque para mí es un espejo en el que te veo reflejado, o sea, que tiene mucho de ti, que te transparentas en ella, como te he comentado alguna vez. Y aún añadiría un tercer motivo -no menos importante- la música que has escrito me ayuda mucho a interiorizar, a mirar hacia los adentros...

Estoy convencida de que, como dices, se difundirá. Ciertamente ya se ha hecho, ya ha sido interpretada en Jerez y también en Sevilla y ha de hacerse muchas veces más porque -a mi modesto entender- es una obra para ser conocida y disfrutada por muchos.

A ver para cuándo la próxima...

Y ahora cambiemos de tercio. No quiero dejar de decirte lo mucho que agradezco tu trabajo y tu afán porque en Santander, en nuestra querida Semana Santa, la música procesional vaya poco a poco ocupando el lugar que le corresponde. La verdad es que cuando llegaste a dirigir nuestra Banda Municipal su repertorio de marchas procesionales era escasísimo y poco a poco has ido incorporando obras que aquí nunca se habían escuchado y que contribuyen en grandísima medida a lo que te decía anteriormente, a dotar a nuestras procesiones de la solemnidad que merecen.

Por otro lado tengo que agradecerte que desde el principio me animaras a seguir con el Concurso Nacional de Marchas Procesionales y no sólo eso sino la generosidad con la que te has involucrado en el asunto y lo mucho que has trabajado en ello. Y ¿por qué no decirlo? Sé que seguirás haciendolo, a pesar de que soy consciente de que a veces me matarías por la lata que te doy. Pero bueno, a los amigos a veces los “explotamos” un poquito y como tú te dejas, pues adelante con los faroles ¡y nunca mejor dicho!

Yo creo que va llegando el momento de cerrar esta conversación, así que voy a hacerte una última pregunta.
El 17 de Abril de 2010 la Junta General de Cofradías Penitenciales de Santander quiso reconocerte todo lo que te decía anteriormente nombrándote Cofrade Honorario. Dime lo que significa para ti este reconocimiento y que sentiste ese día.

V.- Pues imagínate… que un colectivo de más de mil personas tenga un detalle de reconocimiento así hacia mí, me causó y me causa gran emoción y más conociendo y admirando particularmente a personas como vosotros, los representantes en la Junta de Cofradías, con los que como sabes, en mi relación fluye una excelente sintonía ya sea en el trabajo o tomando vinos...

Recibir este nombramiento en “tierra lejana” y apenas a los tres años de mi llegada, es algo hermosísimo. Creo que será el reconocimiento más importante que recibiré a lo largo de mi vida profesional, os estoy muy agradecido, me habéis ganado para siempre y confío en que seguiremos trabajando juntos para que Santander tenga una Semana Santa cada año mejor.

Ha sido un placer compartir “unos minutos contigo”. Eres una presi ejemplar por tu generosidad, inteligencia, capacidad de trabajo, por saber siempre estar, escuchar, percibir y por muchísimas otras cualidades que tienes. Junto a “tu equipo” en la Junta, conformáis un grupo curiosamente heterogéneo y muy eficaz.

T.- Muchas gracias, Vicente. Ha sido maravilloso realizar este trabajo en el que compartimos con mucha gente nuestras conversaciones privadas, mientras comemos, tomamos una buena copa de vino o paseamos por mi preciosa Santander natal que tanto te gusta y tan bien te ha acogido. Lo que más agradezco es tu amistad, aunque me de un poquito de vergüenza todo lo que dices de mí en el párrafo anterior. Y claro, por supuesto que seguiremos trabajando juntos, más y mejor si Dios quiere. Formamos un buen equipo...

T. S. B. (2010/2011) Publicado en diversos foros cofrades



La Tertulia

Entrada para nuestro blog de la Taberna Cofrade



Siempre me han gustado las tabernas, a pesar de que tengo un amigo muy querido (nada snob) que dice que son establecimientos cutres –de todo hay- y que en su tierra hace tiempo que están dejando de denominarlos así. A mí me da pena esto que me cuenta, pues hay pocas cosas tan gratificantes como reunirse con los amigos en uno de estos locales a beneficiarse una buena comida casera, regada con buen vino y terminada con licores artesanos, de esos que –en su justa medida- ayudan a digerir lo que cada uno tenga atragantado .

Estos lugares se prestan especialmente a las buenas tertulias que suelen organizarse después de una comida como la que acabo de describir. 
 
Imaginad que estamos en invierno, nieva afuera y está el tiempo desapacible. Entramos a comer en una taberna y después, sin proponérnoslo, surge la tertulia. Es una tertulia alegre y desenfada, una tertulia en la que se habla de cualquier tema agradable o, incluso, de algunos más espinosos. Como música de fondo el crepitar de la leña al arder atizada por el fuego. Unas llamas cálidas, unas llamas que más que el cuerpo caldean los corazones. Así discurre toda una tarde, una tarde de charla agradable, amena, desenfadada. Una tarde de confidencias. Una tarde en la que el calor humano nos invita a desnudar el alma, a compartir con nuestro grupo de amigos nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros deseos, nuestros anhelos, nuestras esperanzas, nuestras dudas…
Bueno, pues en nuestra querida TABERNA tenemos una TERTULIA.

Es una tertulia muy rica en matices, una tertulia en la que siempre aprendemos algo nuevo. En ella nos damos cita hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, estudiantes, trabajadores, parados, profesionales de distintas ramas… Pero hay una cosa en la que todos coincidimos: somos cofrades y amamos la Semana Santa. La riqueza, pienso yo, viene dada porque acogemos a todas las personas que quieran charlar tranquilamente de eso que nos apasiona a todos, a todos los que están interesados en cualquier aspecto de nuestra Semana Santa española . No importa de dónde seamos, cómo se viva la Semana Santa en nuestra tierra, a qué advocación le profesamos nuestra devoción. Al contrario, nos sentimos contentos con tanta diversidad porque contribuye a engrandecer nuestros conocimientos cofradieros, enseñándonos las particularidades de cada ciudad o región.

La Tertulia de la Taberna Cofrade es para mí un lugar de encuentro perfecto por todo lo anteriormente dicho. Confieso que si un día, por lo que sea, no puedo asistir os echo de menos y me acuerdo de todos vosotros. Es una Tertulia que tiene mucho de mágica. A unos ya os he puesto cara y a otros os la pinto (¡siempre me salís guapos, no sé por qué!…) pero todos formáis parte ya de mi vida cotidiana. Me alegro cada vez que alguien se une al grupo, me duele si alguna vez hay discusiones y lo siento en el alma cuando alguno –por el motivo que sea- la abandona para no volver. Confieso que siempre espero con ansia el retorno de alguno y también espero que otros no vuelvan nunca. Los que de un modo u otro hicieron daño a la comunidad, mejor están donde estén…

Así siento yo Tertulia, un lugar de encuentro estupendo en el que vernos cada día y un lugar en el que hacer amigos, compartir nuestras cosas, gozar con nuestra bendita locura y –en definitiva- aprender mucho unos de otros.

T. S. B. (Abril de 2010) Publicado en el blog de la Taberna Cofrade

Entrevista a Joaquín Grau Murcia

Tercer Premio del II Concurso de Marchas Procesionales Ciudad de Santander con "Cantabrica Passio"



1ª.- Por favor, facilítenos los datos personales que le apetezca.
Joaquín Grau Murcia, natural de Bigastro (Alicante). Profesor de Solfeo y Teoría de la Música, Profesor Superior de Bombardino, Composición e Instrumentación y dirección de Orquesta por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Profesor Superior de Pedagogía Musical por el Conservatorio Superior de Música de Murcia.
Pertenece desde el año 1989 al Cuerpo de Directores Músicos del Ministerio de Defensa. Ha sido director de La Música del Gobierno Militar de La Coruña y de la Academia General Militar de Zaragoza. En la actualidad es el Comandante Director de la Unidad de Música del Tercio de Levante de Infantería de Marina con sede en Cartagena.
Como director invitado ha dirigido: la Banda Sinfónica Municipal de Alicante, la Banda Municipal de Albacete, la de La Coruña, la Orquesta Clásica de La Coruña, la Orquesta de Cámara “Ciudad de Cartagena”, etc.
En la docencia ha sido Profesor de Música para BUP y profesor tanto de Contrapunto como de Conjunto Instrumental.
Autor de varias composiciones, algunas de ellas galardonadas en certámenes y concursos:
  1. Accesit del “Concurso Nacional de Composición Aula General Castaños” Sevilla (1994)
  2. 1º Premio en el “II Concurso de Composición Musical de Pasodobles Taurinos” de la Diputación Provincial de Alicante (2005)
  3. 2º Premio y Mención de Honor en el “X Certamen de Composición de Marchas Procesionales” de San Fernando – Cádiz (2005)
Miembro de Jurado en diversos certámenes y concursos tanto de composición como de interpretación.
Está en posesión de dos cruces del Mérito Naval. es Caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo en sus tres categorías (Cruz, Encomienda y Placa). Hermano de Honor de la Agrupación de San Pedro Apóstol de la Cofradía California de Cartagena e Insignia de Oro de la Cofradía del Paso Blanco de Húercal-Overa (Almería).
2ª.- Dénos una razón que le impulsara a presentarse al Concurso.
Los concursos son un buen estímulo para trabajar en la composición. El componer sin una finalidad, ganar un premio, que se estrene la obra y se escuche, a mi parecer, carece de razón. En los concursos de composición ambas cosas van de la mano, claro está si has obtenido un premio.
3ª.- ¿Conocía Cantabria? ¿Y Santander?
No he tenido la ocasión, aunque amigos míos que si la conocen me han hablado maravillas. Cantabria está en un lugar preeminente en mi lista de lugares por visitar.
4ª.- ¿Fue difícil meterse en nuestra piel? ¿Conocía algo de nuestra Semana Santa?
Francamente no, una vez estudiadas sus melodías, seleccioné los fragmentos que a mi criterio consideré más significativos y los utilicé como material melódico o temático para la creación de la Marcha.
5ª.- ¿Le resultó muy complicado introducir el Himno de Cantabria en su composición?
No.
6ª.- ¿Qué componentes indispensables deben conformar, a su modo de ver, una marcha procesional?
El estilo y el carácter de una marcha de procesión, en mi opinión, varían según el lugar geográfico. Como ejemplo palpable ¿concurren los mismos elementos a la hora de procesionar en Sevilla, Zamora o Cartagena? Es evidente que no. En las manifestaciones, tanto religiosas como culturales de un pueblo, entra en juego una serie de factores que vienen determinados por la peculiar idiosincrasia de aquel. Estos elementos son llevados a la música con la que se acompañan tales manifestaciones; aunque tengo que subrayar que en los últimos años, en lo que se refiere a la música, se deja notar ciertas influencias de marchas procesionales andaluzas, más coloristas y de fácil y popular melodía, en detrimento de otras marchas del repertorio tradicional que son de corte más sobrio y solemne.
7ª.- ¿Cree que debe notarse la diferencia dependiendo del lugar para el que se componga o, por el contrario, sólo se expresan sentimientos, creencias, devociones en general? O tal vez nada de todo esto…
Creo que a esta pregunta he respondido en parte con la anterior. A mi parecer la música de una marcha procesional debe de estar en concordancia con la forma de procesionar de un lugar determinado, ya que debe estar, marcha y desfile procesional en perfecta simbiosis. Esto no es motivo para que se excluya en su composición otros factores como los sentimientos o creencias.
8ª.- ¿Piensa que es necesario o conveniente identificarse de alguna manera con esa historia que su música está ayudando a narrar?
Por lo dicho anteriormente creo que si.   
9ª.- Háganos partícipes, si le parece, de sus sentimientos al recibir la noticia del premio.
Pues para mi fue motivo de satisfacción que mi marcha fuera escogida entre las decenas que se presentaron.
T. S. B. (2008) Publicado en diversos foros cofrades

Entrevista a Fco. José Salas Jiménez

Primer Premio del II Concurso de Marchas Procesionales Ciudad de Santander con "Ave María"



1ª.- Por favor, facilítenos los datos personales que le apetezca.
Mi nombre es Francisco José Salas Jiménez, soy natural de Granada y actualmente Gaditano por motivos de trabajo, y porque no, de especial cariño por ésta tierra.
Soy suboficial músico clarinete destinado en la banda de música del Tercio del Sur de Infantería de Marina en San Fernando (Cádiz).
2ª.- Dénos una razón que le impulsara a presentarse al Concurso.
Para mí, era un reto escribir algo que llamase la atención en una comunidad donde desconozco los gustos musicales de éste género.
3ª.- ¿Conocía Cantabria? ¿Y Santander?
No. Pero ésta es una buena ocasión para conocer un poco la ciudad.
4ª.- ¿Fue difícil meterse en nuestra piel? ¿Conocía algo de nuestra Semana Santa?
No soy especialmente seguidor de la semana santa en general, pero tenía oídas de que por vuestra tierra gustaban las marchas procesionales solemnes. Ya me advirtió algún compañero que afilase el lápiz porque allí gusta lo bueno.
5ª.- ¿Le resultó muy complicado introducir el Himno de Cantabria en su composición?
No, gracias a su carácter muy marcado podía entrar perfectamente en la introducción o en alguna de las partes fuertes de la obra, pero en este caso quise aplicarlo a un plano distinto, concretamente en el contrapunto del primer y segundo tema, donde queda más discreto pero no por ello menos presente.
6ª.- ¿Qué componentes indispensables deben conformar, a su modo de ver, una marcha procesional?
A mi parecer este o cualquier otro tipo de forma musical, debe tener una riqueza armónica que produzca una expectación o una sensación de bienestar tanto al melómano como al que no.
Sobre todo en una marcha procesional, se tiene que percibir claramente ese sentimiento profundo de pasión o creencia religiosa.
7ª.- ¿Cree que debe notarse la diferencia dependiendo del lugar para el que se componga o, por el contrario, sólo se expresan sentimientos, creencias, devociones en general? O tal vez nada de todo esto…
De hecho se da actualmente este fenómeno, la música religiosa que se interpreta en Andalucía (por ejemplo) en los desfiles procesionales, difiere de la que se podría escuchar en otra comunidad.
8ª.- ¿Piensa que es necesario o conveniente identificarse de alguna manera con esa historia que su música está ayudando a narrar?
Bueno cada uno es libre y puede hacerse particularmente su composición de lugar e imaginarse tal o cual cosa, pero tan sólo con  dejarse llevar y disfrutar cada uno a su manera del momento musical sería suficiente.    

9ª.- Háganos partícipes, si le parece, de sus sentimientos al recibir la noticia del premio.
En un principio me mantuve un poco incrédulo ya que en mi circulo de amigos abundan (cariñosamente)  los graciosillos de turno muy dados a este tipo de guasas, pero a medida que la conversación avanzaba y no lograba asociar el acento empecé a ponerme nervioso y eufórico a la vez hasta que mi interlocutor me lo notó y me prometió llamarme mas tarde para confirmarme la noticia con mas calma.
Ha sido una gran sorpresa para mí, y como no, para mi familia el haber obtenido el primer premio de ésta segunda edición del certamen de marchas de Cantabria. 
T. S. B. (2008) Publicado en diversos foros cofrades

A propósito de la Banda Municipal de Música de Santander


Foto: Juan Manuel Serrano Arce


Siempre he estado convencida de que mi afición a la música se remonta a mis primeros días de vida, incluso a antes de nacer porque mis progenitores eran entusiastas melómanos e imagino que morando en el seno de mi madre ya disfruté mucho de ella. Me han contado que el día que entré por primera vez en casa de mis padres lo hice con la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart como música de fondo que mi padre, al que siempre escuché que la de director de orquesta era su vocación frustrada, había hecho sonar en aquel mueble radio-tocadiscos que presidía el cuarto de estar y que durante los años de mi infancia y juventud funcionaba durante el tiempo de ocio poniendo en nuestra vida cotidiana ese ingrediente, para mí fundamental, que es la música. Así que no es de extrañar que aún siendo profana en la materia haya calado tan profundamente en mi interior el gusto por la música clásica y en general por la de cierta calidad.

Muchas son las horas que he pasado y paso escuchando música. En casa, relajada, dedicándome exclusivamente a ella o mientras hago otras cosas. Y también en directo. Recuerdo con especial cariño los años en los que el F. I. S. se desarrollaba en la Plaza Porticada. Año tras año asistía algún día al ciclo previo de zarzuela y algunos otros a los magníficos conciertos que se programaban. Los directores más prestigiosos, las orquestas más famosas, los mejores solistas… ¡Cuánto disfrutaba!

Pero hoy me he sentado a escribir, una vez más, sobre la Banda Municipal de Música de Santander. Mañana, 30 de Marzo, se cumple exactamente un año desde que la redescubriera. Fue en el Pregón de la Semana Santa 2007. En aquella ocasión, acompañando al barítono David Rubiera Martín, se interpretaron varias obras clásicas y marchas procesionales. Estas últimas constituyen un género que me gusta especialmente. Una marcha procesional es la expresión, en unos pocos minutos, de una serie de sentimientos muy profundos. Soy una apasionada de este tipo de música. Recuerdo que ese día, Viernes de Dolores 30 de Marzo de 2007, terminado el acto entré en la sacristía de la Catedral donde se encontraba el nuevo Director de la Banda Municipal de Música de Santander, Vicente Fernández García, para felicitarle entusiasmada por el concierto que esa formación (la única profesional de Cantabria) acababa de ofrecernos. Ese día volví a disfrutar la música de una gran Banda, de una Banda que debe ser un orgullo para los santanderinos. Recuerdo también cómo él me confesó que es un entusiasta de las marchas procesionales. ¡Buena la hizo! Lo digo por lo que narraré a continuación.

A partir de ese día, como decía, me enganché de nuevo a la Banda Municipal. Comenzó enseguida el Ciclo de Primavera que, acertadamente según mi criterio, nos llevó de nuevo al marco de la Plaza Porticada. Esperaba con ansia las tardes de los viernes para asistir a esos magníficos conciertos en los que disfrutábamos con las interpretaciones de una Banda Municipal de Música de Santander con aires renovados, una Banda que sonaba de lujo, empastada, afinada, redonda… Después vino el Ciclo de Verano, igualmente estupendo. Y así hasta hoy. Puedo decir que me he perdido muy pocos de los muchos conciertos con que nos obsequian. Destacaría como especialmente emocionante el del día 21 de Enero de 2008 en el patio del Parlamento de Cantabria. Si no fuera porque estuve allí y lo vi, si sólo hubiera escuchado una grabación, hubiera dicho que se trataba de una banda sinfónica, me refiero al número de componentes. Ese día mi emoción fue especial. El repertorio elegido y la interpretación del mismo fueron, desde mi humilde punto de vista, extraordinarios. Si el Maestro Ataúlfo Argenta, a quien se homenajeaba en el 50 aniversario de su fallecimiento, hubiera estado presente se habría sentido más que orgulloso. Estuvieron sus hijas. Imagino que disfrutarían tanto como el resto del público y que sentirían que el homenaje fue más que digno. Si me quedaba alguna duda al respecto, que no, se disipó nada más leer unos días después la acertada crítica de Ricardo Hontañón. También este día se agolparon en mi corazón recuerdos maravillosos. Evocaba las innumerables veces que mis padres me habían contado que, siendo novios, asistieron en la Plaza Porticada a la interpretación de las 9 Sinfonías de Beethoven en aquel mes de Agosto de 1953, por la Orquesta Nacional de España bajo la dirección del Maestro Argenta. Fue histórico. Y creo sinceramente que ese Concierto Homenaje de hace poco más de dos meses en el Parlamento de Cantabria hará historia en la Banda Municipal de Música de Santander y en la propia Ciudad.

Pero decía más arriba que buena la hizo el maestro Vicente Fernández García al confesarme su gusto por las marchas procesionales. A partir del día en que lo hizo tuvimos varias conversaciones y de ellas surgió la idea de convocar el II Concurso de Marchas Procesionales Ciudad de Santander. Hablé entonces con el Concejal, D. César Torrellas, al que le pareció una buena idea y con el patrocinio del Excmo. Ayuntamiento de Santander nos pusimos manos a la obra. Han sido meses de mucho trabajo que han merecido la pena por cuanto el resultado ha superado todas las expectativas. Una de las bases establecía que “en todas las obras deberá aparecer algún motivo que recuerde al Himno de Cantabria” con lo que las marchas ganadoras, ahora patrimonio del Excmo. Ayuntamiento, siempre recordarán a nuestra querida tierruca y lograrán cuando suenen transportar al oyente a nuestra maravillosa Región. Además, el simple hecho de la convocatoria del Concurso ha conseguido que suenen con fuerza el nombre de Santander, de su Banda Municipal de Música, el Himno de Cantabria y nuestra Semana Santa por toda España. Se han presentado compositores de todos los rincones del territorio nacional, primeras espadas del género. Y eso siempre es bueno y es de agradecer. Me consta que el Jurado, compuesto por el Director del Conservatorio Municipal, D. Tomás Villajos Soler (al que he tenido así la oportunidad de conocer y de disfrutar de su experiencia, de su sabiduría y de su amistad) y el propio Director de la Banda Municipal de Música de Santander ha tenido que trabajar duro para seleccionar de entre todas las obras presentadas las finalistas y después las ganadoras, pues había calidad. El resultado lo corrobora.

Así quedó demostrado y pasará a la historia porque el día del estreno de las composiciones ganadoras en el acto del Pregón de la Semana Santa 2008, que contó con un pregonero de excepción, Monseñor Vicente Jiménez Zamora, la Catedral de Santander estaba abarrotada de público. Además, se realizó una buena grabación por un equipo de profesionales, de la que en breve se editará un DVD, lo que sin duda contribuirá a la difusión por toda España tanto del Concurso y su resultado como de la altísima calidad de nuestra querida Banda Municipal de Música de Santander que, bajo la dirección de Vicente Fernández García, ofreció un concierto de gran altura. También el Himno de Cantabria quedará para siempre impreso en nuestras marchas procesionales propias: Ave María, de Fco. José Salas Jiménez (1er. Premio) que estuvo presente en el estreno de su obra, todo un honor, El Expolio, de Antonio Sendra Cebolla (2º Premio), y Cantabrica Passio, de Joaquín Grau Murcia (3er. Premio). Sin olvidar La Santa Cruz, de Antonio Noguera Guinovart (Mención Honorífica del Jurado por su altísima calidad y aportación a la evolución del género).

Destacar, siguiendo con el asunto de las marchas procesionales, que en tan sólo un año se ha ampliado notablemente el repertorio, pues si hasta ahora interpretaban como mucho cinco o seis distintas este año la Banda llevaba preparadas unas doce más o menos (entre las nuevas, además de los tres premios del Concurso ya mencionadas, Eterna Lealtad, de Vicente Fernández García, interpretada en el concierto y que me pareció magnífica, me he quedado con pena -de momento- de no haberla escuchado en la calle; Virgen del Valle, de Vicente Gómez-Zarzuela Pérez, una de mis preferidas; Mektub, de Mariano San Miguel Urcelay, estupenda y Cordero de Dios, de Ricardo Dorado Janeiro, todo un clásico. No sé si me olvida alguna). ¡Lástima que el mal tiempo haya frustrado dos de las procesiones en las que habían de interpretarse! No obstante estaré eternamente agradecida por el esfuerzo realizado en este sentido.

Es por todo esto por lo que desde estas líneas le pido al Excmo. Ayuntamiento de Santander, en la persona de su Concejal de Educación, Cultura y Ocio, que mimen a esta Institución que tan importante salto cualitativo ha dado en el último año y pico y de la que nos sentimos tan orgullosos tantos y tantos santanderinos. Y esto no se consigue si no es a base de trabajo, esfuerzo, estudio, ensayo… ¡Y de una buena dirección! Pero no sólo pido, agradezco sinceramente que se preocupen por el crecimiento, tanto en calidad como en cantidad, de la misma. Deseo seguir disfrutando de los maravillosos conciertos que nos ofrece la Banda Municipal de Música de Santander, muy numerosos además en los últimos tiempos. Merece la pena, creo, porque la música es un ingrediente fundamental en mi vida y lo es en la de muchas personas, a juzgar por la cantidad de público que veo en los conciertos, que va aumentando paulatinamente. La música enriquece el espíritu, alegra el corazón. La música acompaña siempre; en los buenos momentos y en los malos también, la música levanta los corazones, la música forma parte de nuestra cultura, del sentir de las gentes, de la historia de los pueblos. La música une, no entiende de razas, de idiomas, ni de ideas. La música es universal. La música habla de paz, de armonía. La música no te deja indiferente, la música enriquece al ser humano.

Alguien, cuando le dije que quería escribir sobre este tema, me dijo que lo hiciera con el corazón. Y eso he hecho. Y a esa persona, mi querido amigo, se lo dedico con todo mi cariño.

Y espero seguir “enganchada” (es una adicción maravillosa) por muchos años a nuestra Banda Municipal de Música de Santander, que con su buen hacer, cada vez más notorio, tan buenos momentos nos está regalando. ¡Felicidades a todos los profesores!

T. S. B. (Abril de 2008) Publicado en El Diario Montañés, Tribuna Libre

Un Rector magnífico




En los últimos días hemos podido leer en la sección "Cartas al Director" varias dedicadas a D. José Vicente Pérez Ortiz (omito los tratamientos Ilustrísimo y Reverendísimo porque sé que él así lo preferiría), hasta hace bien poco Rector del Seminario Diocesano de Monte Corbán. 

Somos muchos los cántabros que le queremos, cristianos y no cristianos. Somos muchos los que alabamos continuamente la labor de este sacerdote entregado. Somos muchos los que entendemos la fe, el cristianismo y la Iglesia como él lo entiende y como sólo él sabe transmitirlo. 

A su lado, con su ejemplo, con su dedicación, con su entrega, con su cariño, con su sencillez es fácil sentirse cerca de Dios. Hemos celebrado muchas Eucaristías en las que nos ha hecho sentir verdaderamente a gusto por haber sabido transmitirnos de manera inigualable la cercanía del Padre, nuestra comunión con Él. 

Hemos tenido muchas charlas; unas más profundas, otras más informales y siempre hemos llegado a la misma conclusión: así debe ser, así se transmite el Amor de Dios, así se da ejemplo de lo que verdaderamente es la vida consagrada.

Siempre dispuesto, siempre cariñoso, siempre una palabra amable, siempre una sonrisa, siempre acogedor.
Ese sacerdote de pelo albo y ojos azules, de sonrisa permanente aún cuando su rostro refleja el cansancio de la entrega.

Ese sacerdote que nos decía que los seminaristas son para él sus hijos. Y, sobre todo, que lo siente, que cada gesto, cada mirada al hablar de ellos es una demostración de lo mucho que les ha dado en sus años de rectorado y de lo mucho que de ellos ha recibido.

Consiliario de las Hermandades y Cofradías de Santander. Cuánto nos enseña y seguirá enseñándonos. Cuanto nos quiere y cuánto le queremos. Qué falta nos hacen su presencia, su entrega, su trato, su sabiduría...

Y su madre. Su madre a la que tiene presente en cada momento de su ajetreada vida. Esa madre a la que nombra a cada paso. Esa madre en la que siempre está pensando. Esa madre a la que cuida dando ejemplo de lo que debe ser un hijo para aquella que le dio la vida. Esa madre de la que nos cuenta (con un gesto que sería incapaz de describir) que le espera cada noche para comérselo a besos. 

En fin, una persona estupenda, un cura ejemplar y un Rector magnífico.

T. S. B. (Noviembre de 2007) Publicado en Inmersiones en la Red


La Banda Municipal de Santander; aires renovados

Sr. Director:

Hace tiempo vengo pensando que la Banda Municipal se ha hecho acreedora de una felicitación pública. Por eso me decido hoy a escribir esta carta desde la perspectiva de quien se reconoce profana en la materia pero también desde la de alguien que siente la música, que la vive, que ha escuchado mucha a lo largo de su vida y piensa seguir aprovechando los estupendos momentos que le brinda.

Es cierto que hace años redacté otra en un sentido muy distinto. Y lo hice porque me dolía ver la situación por la que atravesaba la institución. Lo hice porque deseaba que no se viera condenada a la mediocridad o a desaparecer. Lo hice porque nacer en Santander es una de las cosas más bonitas que me han pasado y porque quería presumir de esa joya creada por y para la Ciudad.

He comprobado cómo en los últimos tiempos, primero con la incorporación de nuevos profesores y después haciendo realidad nuevas e interesantes iniciativas, se nos está mostrando día a día con aires renovados y cómo su buen hacer está llegando al público.

Quisiera destacar, porque fue una experiencia y constituyó una innovación con un estupendo resultado, el concierto del Pregón de la Semana Santa 2007 que tuvo lugar en el marco de la S.I.B. Catedral de Santander. La Banda Municipal, actuando de oficio y el barítono de reconocido prestigio David Rubiera Martín nos ofrecieron un magnífico espectáculo que vino a demostrar como el trabajo serio se ve recompensado con el aplauso emocionado de un público entregado. El programa no tenía desperdicio: Schubert, Mozart, Beethoven, Vangelis, J. Blanco, A. Moreno y Serrat. Bien distinto pero bien pensado también y magníficamente ejecutado.

En los días siguientes fuimos varias veces testigos de cómo su música fue protagonista muy especial. Y lo fue no sólo por lo bien que supo acompañar las estampas de la Semana Santa de Santander, sino porque sin su concurso la solemnidad que debe imprimirse a estos actos no hubiera sido del todo posible. Este año se han escuchado marchas procesionales que hasta ahora, que yo recuerde, no se habían interpretado aquí. Y es muy de agradecer tanto que se vaya ampliando el repertorio como que éste suene tan bien. Y por eso lo agradezco.

No quiero dejar de hacer mención a los conciertos que venimos disfrutando los viernes a las 20’30 horas en la Plaza Porticada. Ha sido un gran acierto, desde mi punto de vista, la recuperación de este emplazamiento para que podamos disfrutar y emocionarnos al amparo de esos arcos y fachadas que acogieron durante tantos y tantos años los magníficos momentos musicales que el FIS nos ofrecía. Añoraba esos momentos en los que siendo una niña y, años después, una joven acudía en las noches del mes de Agosto a empaparme de música. Allí tuve el privilegio de escuchar y de ver a los mejores solistas, a las orquestas más emblemáticas, a los más prestigiosos directores, a los más destacados bailarines, a los coros de más renombre … Allí viví momentos realmente inolvidables.

Ya han pasado dos conciertos de los que está acogiendo la remozada Plaza Porticada (el día 25 de Mayo y el día 1 de Junio), que han sido un regalo, un auténtico regalo y han resultado un éxito de público (a pesar de que la primavera no nos ha proporcionado unas noches de esas que podamos calificar de agradables, sino más bien desapacibles) A día de hoy quedan por celebrarse otros tres (8, 15 y 22 de Junio). Quisiera animar a las personas que todavía no han acudido a que lo hagan en los tres días que aún quedan. Los programas están concebidos ofreciendo una gran diversidad de estilos y para todas las edades; las caras de satisfacción del público corroboran su gran aceptación.

Como santanderina agradezco al Ayuntamiento esta preciosa iniciativa y le pido siga trabajando en la organización de nuevos eventos como estos porque, creo, merecen realmente la pena. Y le pido su apoyo, indispensable para la consecución de los nuevos retos que la Banda Municipal ha de afrontar en el futuro.

Y a los profesores que componen nuestra querida Banda Municipal les reitero mi más cordial felicitación, les doy las gracias por los momentos que nos están regalando y les animo a continuar por el camino que tan buenos frutos está dando. Estoy convencida de que nuestra Banda Municipal de Santander puede llegar a ser una importante referencia entre las Bandas Municipales a nivel nacional.

También, no podía ser de otra manera, mi más sincera enhorabuena a su nuevo Director Vicente Fernández García que, me consta, trabaja duro para conseguir estos resultados.

T. S. B. (Junio de 2007) Publicado en El Diario Montañés